“Aquel de quien toman nombre (los cristianos), Cristo, había sido ejecutado en época de Tiberio por el procurador Poncio Pilatos” (Tácito. Anales. Libro XV. 44.3).
Cristo ante Pilatos. Duccio di Buoninsegna. 1308. Siena. Museo dell’Opera del Duomo
De esta manera a comienzos del siglo II d.C., Tácito hacía referencia a que Cristo fue ajusticiado en tiempo de Tiberio. Los Evangelios también aluden a Tiberio, no obstante sólo es nombrado una vez por San Lucas en su Evangelio en un fragmento dedicado a la predicación de Juan el Bautista “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilatos procurador de Judea y Herodes tetrarca de Galilea […] fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías en el desierto” (Evangelio según San Lucas. 3,1-2). Aunque en el Nuevo Testamento se hace referencia muchas veces a la figura del César, no se nombra más a Tiberio explícitamente.
Llegado a este punto me gustaría analizar someramente hasta que punto el emperador tuvo conocimiento del proceso que se llevó a cabo en Oriente y la responsabilidad de Roma en el mismo. El problema para estudiar el asunto con rigor histórico es que las fuentes son escasas y, muchas de ellas nos remiten a escritores cristianos de siglos posteriores de dudosa fiabilidad.
En tiempos de Augusto, Judea había sido anexionada como provincia romana en el año 6 d.C. Desde ese momento, Roma quitó al Sanedrín (órgano supremo del pueblo judío) la competencia de ejecutar las sentencias a muerte, por lo que a partir de ese año las condenas a muerte por parte de los judíos se consideraban ilegales. En esta línea, Flavio Josefo (que vivió entre 37 y el 97 d.C.) en “Las Antigüedades de los judíos” señala que “Pilatos, ante la denuncia de los primeros hombres entre nosotros, le condenó a la cruz” (Libro XVII). Josefo era judío y en este párrafo hace alusión como Pilatos promovió la ejecución de Jesús a instancias de la denuncia de las autoridades judías (a los que se refiere el autor como primeros hombres entre nosotros).
Pilatos fue designado como prefecto de Judea por Sejano, que sentía un gran odio hacia a los judíos. De ahí que la política del primero en la zona fuera contraria a ellos, chocando frecuentemente con los intereses judíos. Por ejemplo, cuando intentó colocar clandestinamente en el ángulo del templo de Jerusalén estandartes militares con las imágenes de Augusto y Tiberio. Esto originó grandes protestas por parte de los judíos que le obligaron a ceder, teniendo que trasladar las imágenes a Cesárea. Pero en otras ocasiones, los desafíos del prefecto acabaron en graves revueltas, como cuando construyó un acueducto con la tesorería del templo.
Piedra de Pilatos. Su descubrimiento demostró la vericidad del personaje de Pilatos, que dedica un edificio a Tiberio. Siglo I d.C. Jerusalén. Museo de Israel
¿Por qué entonces Pilatos se puso del lado de las autoridades judías en el proceso contra Jesús? Hay quien relaciona su decisión de ceder ante ellos para intentar salvar su vida debido a sus vinculaciones con Sejano, pues si liberaba al reo, Tiberio podía considerar su intervención como alta traición, en caso de que los judíos lo denunciaran ante el emperador por interceder ante un hombre que se proclamaba rey y desdeñaba la autoridad imperial. Así, evitando disturbios en Judea, Pilatos pasaba desapercibido y evitaba ser mandado llamar a Roma, donde podría relacionársele con Sejano. Por otro lado, después de la muerte de su colega de gobierno, Tiberio ordenó cambiar en Oriente a una política más favorable hacia las costumbres judías.
Esto deja claro que lo que primó en el proceso de Jesús fueron las presiones judías y la sumisión a los bajos intereses de la política, verdaderos culpables de la sentencia de muerte contra el que empezaban a llamar Cristo, a quien según los evangelios el propio Pilatos consideraba inocente “Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho pues que merezca la muerte” (Evangelio según San Lucas, 23, 14-17). El único delito de Jesús fue que su creciente popularidad ponía en jaque a las autoridades judías.
A pesar de este convencimiento Pilatos permitió que Jesús fuera crucificado, por lo que esta acción le otorga la responsabilidad última de la muerte del proclamado Mesías. El prefecto de Judea prefirió condenar a un inocente antes que afrontar los posibles problemas que podía ocasionarle el inicio de una revuelta judía que hiciera que su nombre sonara en Roma y, que podría suponerle un probable ajusticiamiento por sus vínculos con Sejano, si era llamado ante el César.
Pilatos se lava las manos ante Cristo. Maestro de Cappenberg.1520.
En cuanto a Tiberio, es imposible determinar su conocimiento del asunto, tanto más cuando las fuentes principales romanas no mencionan ningún tipo de interés en él, más allá de lo que sugiere Tácito. Sabemos nuevamente por Flavio Josefo que en el 36 d.C. Pilatos fue destituido de su cargo y enviado a Roma para que diera cuentas ante Tiberio de una matanza que había ocasionado entre los samaritanos tras reprimir brutalmente una revuelta provocada por éstos. Antes de llegar a la capital del Imperio, Tiberio había fallecido. Nunca podremos saber qué datos nos hubiera ofrecido el encuentro entre los dos si hubiera tenido lugar. Desde ese momento la figura de Pilatos se pierde en la oscuridad de los siglos.
¿Es posible que el Prefecto de Judea haya realizado un informe para el emperador? No es improbable del todo, puesto que todos los asuntos orientales eran mirados con lupa por Roma, debido a la conflictividad de sus fronteras; mucho más en un caso de alta traición, como era considerada la causa de Jesús y, que además supuso el nacimiento de una nueva religión. En caso de haber sido así, es dudoso que el anciano Tiberio prestara mucha atención al asunto, de lo contrario hubiera sido referido por algunos de sus biógrafos.
Según Tertuliano, hijo de un centurión convertido al cristianismo, que vivió a caballo entre los siglos II y III d.C., Tiberio habría propuesto al Senado el reconocimiento de un nuevo culto nacido dentro del judaísmo “Pilatos, que era cristiano en su conciencia, comunicó todos los hechos referentes a Cristo al entonces emperador Tiberio” y continúa “después Tiberio, bajo cuyo reinado el nombre de cristiano apareció por primera vez en el mundo, sometió al Senado los hechos que le habrían sido referidos desde Siria y Palestina, hecho que habría puesto de relieve la verdad de la divinidad de Cristo, y manifestó su parecer como favorable. Pero el Senado, no habiendo podido verificar por sí mismo los hechos, votó negativamente. Pero el César persistió en su convencimiento y amenazó con castigar a los acusadores de los cristianos”. No obstante, esta fuente es incierta, pues la verdad es que en estos primeros momentos la doctrina cristiana no se diferenciaba mucho de la judía.
Cristo Crucificado. Diego de Silva Velázquez. 1632. Madrid. Museo del Prado
Fuente: De Diego Velázquez - [1], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4214227