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Pontifex Maximus

Augusto Pontifex Maximus. Siglo I d.C. Museo de las Termas. Roma 2013

En el 13 a.C., tras casi cuatro años de ausencia, Augusto y Agripa volvieron a Roma, el primero desde Occidente y el segundo desde las provincias orientales. El Príncipe entró en la ciudad de noche para intentar pasar desapercibido y evitar nuevos honores. No obstante, el Senado decretó la construcción de un altar dedicado a la Pax Augustea imperante tras la pacificación de la Galiae Hispania. El Ara  Pacis Augustae se convirtió en uno de los más sublimes ejemplos de la relivaria antigua.
Augusto y Agripa  renovaron su imperium por otros cinco años, concediéndosele a Agripa por primera vez el imperium maius, lo que igualaba sus competencias a las de su suegro y colega.
Ese mismo año, se consagró igualmente el Teatro Marcelo. En la ceremonia de inauguración tuvieron lugar además de imponentes luchas de fieras los denominados juegos troyanos, en los que jóvenes de alta alcurnia participaban en exhibiciones ecuestres simulando batallas. Gran expectación  generó la intervención en ellos con tan sólo 7 años del pequeño Cayo, nieto y  heredero de Augusto. El niño fue recibido con una gran ovación lo que irritó al Príncipe que no quería que sus nietos fueran adulados en exceso sin merecerlo. Algo a lo que contribuyó también Tiberio cediéndole el sitio de honor junto a su abuelo, que recibió una gran reprimenda de su padrastro.

Cayo César con vestimenta troyana. Ara Pacis Augustae. Roma 2013

En esta misma línea, el emperador no permitió que se le concediesen a sus hijastros Tiberio y Druso, los más que merecidos triunfos por sus éxitos en los Alpes, si bien aceptó que se les condecorase con insignias militares y que Tiberio accediera al consulado por primera vez a la edad de 29 años.
Por su parte, el propio Augusto obtuvo en marzo del año siguiente (12 a.C.) uno de los más importantes cargos del Estado que aún no ostentaba: el de Pontifex Maximus. A finales del 13 a.C., murió su antiguo colega triunviral, Lépido, a quien el entonces Octavio había destituido del triunvirato pero no lo había despojado de la dignidad de máxima autoridad religiosa, aunque sólo la ejerciera nominalmente. Este puesto no fue ocupado por nadie más que no fuera emperador hasta que en 382 d.C., el emperador Graciano renunció a él a favor del Obispo de Roma, quien lo sigue ostentando.
Augusto celebró la toma de posesión con gran pompa. Siempre se sintió muy identificado con su papel de principal exponente de la religión pues aunque el pueblo romano no era especialmente creyente, sentían gran respecto en relación a la idea de que Roma se había convertido en la capital del mundo gracias a la protección de los dioses, de los que siempre fue favorita. Por ello, nadie mejor que el hijo de un dios para desempeñar la labor de principal sacerdote de Roma e intermediario con los protectores de la ciudad de Tíber. Del mismo modo Augusto aprovechó su gran popularidad entre las clases bajas para asociar su Genius con el de los lares compitales (espíritu que protegía cada distrito de la ciudad cuyas imágenes se adornaban con flores dos veces al año). Así su presencia se convirtió en una constante en el día a día de los ciudadanos de todas las clases sociales.

Altar de lares con el genius de Augusto flanqueado por Cayo y por su hija Julia como Venus. Copia del Siglo II d.C. Florencia. Galleria degli Ufizzi

Tradicionalmente, el Pontifex Maximus tenía su residencia en la Casa de las Vestales. Sin embargo, Augusto, tras restaurar el templo de Vesta (dañado por un incendio) lo cedió a las sagradas sacerdotisas e inauguró la costumbre de residir en su casa del Palatino, parte de la cual estaba consagrada como templo y él había convertido nominalmente en propiedad pública con la idea de realizar sus funciones religiosas adecuadamente tal y como marcaba la tradición, sin ofender a las deidades.
La prueba del gran apego del Príncipe hacia el Pontificado Máximo es que la mayoría de las imágenes suyas que se han conservado lo retratan en ese papel, siendo la más hermosa de ellas la que se conserva en el Museo de las Termas de Roma.


Siglo I d.C. Roma. Museo de las Termas 2013

Siglo I d.C. Roma. Museo Pío Clementino


Siglo I d.C. Ancona. Museo Archeologico delle Marche


Siglo I d.C. Chiusi. Museo Nazionale Etrusco


Siglo I d.C. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida 2014

Agosto

Augusto retratado por José Antonio Duce (Zaragoza)

          El mes por excelencia de las vacaciones aún hoy lleva su nombre en honor de César Augusto.
El calendario romano empezaba en marzo (mes dedicado al dios Marte) siendo el actual mes de agosto el anteriormente denominado Sextilis.

Meses del Calendario Juliano

En 24 a.C., el Senado aprobó dedicar el nombre de un mes a su Príncipe, al igual que se le había consagrado a su padre adoptivo, César, el mes de su nacimiento: Julio, antes conocido como Quintilis. Augusto (que había nacido en Septembris) prefirió quedarse con el mes que lo precedía por ser en el que había obtenido sus más grandes éxitos: en él fue nombrado cónsul por primera vez, y sobre todo, en Sextilis venció a Marco Antonio y Cleopatra, convirtiéndose en el dueño absoluto del Imperio romano.
Existe un debate sobre por qué Julio y Agosto tienen ambos 31 días. La teoría más extendida es que el Senado no queriendo menospreciar a su primer emperador quitó un día a febrero (que se quedó con 29) para que su mes tuviera los mismos días que el de su padre adoptivo.
            El nombre de Augustus sigue conservándose en la mayoría de los países aunque con las variaciones propias de cada idioma:

  • Castellano: Agosto
  • Inglés: August
  • Italiano: Agosto
  • Francés: Août
  • Alemán: August
  • Portugués: Agosto
  • Rumano: August

Hasta siempre...Agripa



Marco Vipsanio Agripa. Siglo I a.C. París. Museo del Louvre
            
         En 14 a.C. las tribus de Panonia empezaron a organizarse contra Roma. Ante la incapacidad de los generales allí destinados de frenar la sublevación, Augusto mandó a Agripa a poner orden. A pesar de haber comenzado el crudo invierno, el yerno del Príncipe partió enseguida al mando de las tropas. Julia estaba embarazada de su quinto hijo, pues ya habían nacido en el matrimonio Cayo, Lucio, Julia Menor y Agripina Mayor. La escaramuza fue breve, pues la sola presencia de Agripa en la zona sirvió para sofocar la revuelta, así que en 12 a.C. inició su regreso a Roma, ciudad a la que no logró volver.
            Ya en la península Itálica, tuvo que parar en Campania al encontrarse gravemente enfermo. Augusto, que se encontraba presidiendo unos juegos en honor de Cayo y Lucio partió junto a él nada más conocer la noticia. No consiguió encontrarlo con vida. Corría el mes de marzo, el mismo mes en que empezó la historia de su vida tras el asesinato de César. 

Monumento a Agripa. Mérida 2014

Fue un golpe tremendo para Augusto pues Agripa había sido su más fiel amigo y colaborador desde la infancia, el único que jamás lo había traicionado, el que siempre había estado junto a él, su sombra, aquel que había puesto toda su inmensa inteligencia a su servicio y al del Estado, sin pedir jamás nada a cambio y sabiendo mantenerse en segundo plano. El emperador lloró amargamente, quizás por primera vez en su vida. Si la muerte de Marcelo (acaecida 11 años antes) fue un duro varapalo, la de Agripa supuso el primer gran vacío en el corazón del hombre más poderoso del mundo.
            No se sabe de qué murió el general, que contaba con 51 años y que siempre había tenido una salud de hierro. Quizás fuera víctima de una de las muchas epidemias habituales en el mundo antiguo o tal vez su salud se deteriorara debido a los estragos del invierno en la campaña que acabada de llevar a cabo. Si padecía alguna dolencia, tan acorde con su carácter, jamás lo manifestó públicamente.
Lo cierto es que la pérdida para Roma fue inmensa e irreparable pues aunque sin el apoyo de Augusto, Agripa no hubiera llegado a ser tan poderoso, él fue el instrumento que dio forma a toda la política pensada por el emperador, quien venció  en el campo de batalla a sus enemigos, quien modeló la ciudad de mármol soñada por Augusto y, a su imagen y semejanza, edificó multitud de pequeñas Roma distribuidas por todo el Imperio, su gran legado a la posteridad.


Teatro romano, patrocinado por Agripa. Siglo I a.C. Mérida 2014

Narran las fuentes que muchos presagios anunciaron la muerte de Agripa, entre ellos el incendio de la cabaña de Rómulo junto a su casa en el Palatino.



Mausoleo de Augusto. Roma 2005

            Augusto (que llevó luto durante un mes entero) le dedicó un funeral de Estado, encargándose él mismo de leer el discurso funerario así como de depositar la urna con las cenizas en su Mausoleo, donde ya reposaban las de Marcelo. Cuando nació su último hijo (al que no llegó a conocer) Augusto lo llamó Agripa Póstumo para que no se perdiera el nombre de su padre. Agripa en su testamento legó toda su fortuna al emperador y los baños que había construido y sus jardines, al pueblo de Roma, que aún hoy recuerda su figura con gran cariño. El Panteón, el más bello ejemplo arquitectónico de la antigua Roma, sigue exhibiendo su nombre en su dintel. La mejor manera de alcanzar la inmortalidad por parte de un hombre ejemplar.


Panteón de Agripa. Siglo II d.C. Roma 2013

   “Fue enterrado en el propio Mausoleo del emperador, aunque Agripa había preparado uno para sí mismo en el Campo de Marte. Este fue el final de Agripa, que en todos los sentidos se había mostrado claramente como el más noble de los hombres de su época y había utilizado su amistad con Augusto, con miras de ofrecer el mayor provecho tanto para el propio emperador como para el Imperio. El que superó a todos en excelencia, se mantuvo por su propia voluntad a las ordenes del emperador y al mismo tiempo dedicó toda su sabiduría y valentía a los más altos intereses de Augusto, y todos ellos prodigados y por el honor e influencia que recibió de él hacía el beneficio de los demás. 
Es por esto, en particular, que él nunca se convirtió en odiado por Augusto ni por sus conciudadanos, por el contrario, ayudó a Augusto para establecer la monarquía, como si fuera realmente un dedicado valedor del régimen autocrático. Y se ganó a la gente en su beneficio, como si fuera el más alto grado de un gobierno popular. 
En cualquier caso, incluso a su muerte dejó sus jardines y los baños que llevan su nombre para que en ellos puedan bañarse los ciudadanos sin pagar y, a tal fin dio a Augusto determinadas fincas. Y el emperador no sólo revirtió éstas al Estado, sino también distribuyó a la población cuatrocientos sestercios a cada uno, dando a entender que había sido Agripa quién así lo ordenara. De hecho Augusto había heredado la mayor parte de los bienes de Agripa, incluida la Chersonese en el Hellespont, que habían llegado de alguna manera u otra a ser propiedad de Agripa. 
Augusto sintió su pérdida durante mucho tiempo y, por tanto, propició que fuera honrado a los ojos del pueblo, y llamó al hijo póstumo nacido de él como Agripa”.
                                                                                  Dión Casio. Historia Romana

Ferragosto

Es quizás una de las festividades más importantes en el calendario italiano, y tanto en el país transalpino como en el resto del mundo católico se asocia en la actualidad con la festividad de la asunción de María a los cielos. En Italia muchos negocios cierran en Ferragosto y no abren hasta septiembre.


Las fiestas fueron instituidas por Augusto, cuando en el 18 a.C., dedicó la segunda quincena de Agosto (su mes) a las Feriae Augusti, una serie de celebraciones solemnes que se unían a las ancestrales que ya tenían lugar las semanas previas para celebrar el fin del período de trabajos agrícolas y recogida de la cosecha; alargando las fiestas Augusto pretendía que el pueblo pudiera disfrutar de un largo período de reposo en el caluroso verano romano tras la dura campaña en el campo. La más importante de estas ceremonias era la dedicada a Diana, diosa virgen de la luna y la maternidad, de ahí la futura asociación cristiana de esta diosa con María.
Igualmente se celebraban en todo el Imperio carreras de caballos decorados con guirnaldas de flores en las que participaban toda la población. En éstas se encontrarían los más remotos orígenes de las carreras de caballos que desde la Edad Media se celebran en la maravillosa ciudad de Siena en Ferragosto, conocidas como Palio de la Asunta, grandioso espectáculo de fama mundial, que cada año inundan de color las calles de la bellísima ciudad toscana. Incluso el nombre de la fiesta sienesa deriva de palium, el trozo de tela ricamente decorada que ganaban los vencedores de las carreras en la antigua Roma.

Carrera de caballos durante el Palio en la Piazza del Campo. Siena

Nuevos héroes

Una nueva etapa comenzó en el Principado tras la desaparición de Agripa. Augusto, a pesar de su gran pérdida, no podía permitirse el lujo de un duelo público prolongado pues la estabilidad de tan vasto Imperio dependía de su lucidez a la hora de tomar decisiones. No obstante, algo que le serenaba era saber que la sucesión estaba asegurada a través de los hijos de Agripa, sus adorados nietos Cayo y Lucio César. Mientras que estos crecían (a la muerte de su progenitor el primero tenía 8 años y el pequeño, 5), a su lado contaba para llevar la pesada carga del gobierno con dos jóvenes de gran talento, sus hijastros Tiberio y Druso. Ambos eran excelentes generales y se hicieron cargo de los ejércitos imperiales sin problema alguno.


Escultura de Tiberio. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre
Fuente:  «Tiberius Capri Louvre Ma1248» de Marie-Lan Nguyen - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiberius_Capri_Louvre_Ma1248.jpg#/media/File:Tiberius_Capri_Louvre_Ma1248.jpg

Tiberio fue enviado a los Balcanes, donde las noticias sobre la muerte de Agripa habían provocado nuevos disturbios en Panonia. Druso por su parte, se dirigió una vez más a la Galia. Desde la distancia, Augusto supervisaba la actuación de sus hijastros. A partir de ahora, el emperador cambiaría su estilo de vida basado en grandes giras por las provincias alternadas con estancias en Roma; desde la muerte de Agripa, los viajes fuera de la capital serían cortos para estar pendiente de las operaciones por él planificadas. Es normal que acostumbrado a la eficacia de Agripa quisiera vigilar de cerca las campañas de sus nuevos generales, más inexpertos que su malogrado amigo.
No obstante pronto se hicieron patentes las grandes dotes de sus hijastros. En el mismo 12 a.C. Druso llevo a cabo un censo en la Galia con la finalidad de organizar la región, registrar las propiedades y los impuestos y a la vez asegurar los suministros para las siguientes campañas en el Rin, creando incluso una serie de bases militares permanentes para tal fin. A partir de entonces, Druso se centró en frenar una serie de incursiones de germanos en los territorios de Roma. Tales fueron sus éxitos contra estas tribus que le valieron el sobrenombre de Germánico, que a partir de entonces llevarían tanto el hijo de Livia como sus herederos. Por su parte, Tiberio también triunfaba en los Balcanes.

Moneda acuñada por Claudio para honrar los éxitos de su padre Druso en Germania
Fuente: «DRUSUS RIC I 74-80000544» de Classical Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 2.5 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:DRUSUS_RIC_I_74-80000544.jpg#/media/File:DRUSUS_RIC_I_74-80000544.jpg

Ambos hermanos retornaron a Roma en 11 a.C. donde fueron premiados con una ovación con símbolos de triunfo. Augusto podía respirar tranquilo al sentir que sus legiones estaban en buenas manos. Sólo le quedaba un asunto para recuperar completamente el control de la situación: buscar un nuevo esposo para su hija Julia, que con sólo 27 años, había enviudado por segunda vez.

Tiberio y Julia, el matrimonio imposible

Después de valorar varias opciones, entre ellas la de desposar a su hija con un simple eques sin peso político, Augusto (quizás influenciado por Livia) decidió que la mejor opción para el futuro del Principado era el matrimonio entre Julia y su hijastro Tiberio, que entonces tenía 31 años.

Julia y Tiberio en el Ara Pacis Augustae. 13-9 a.C. Roma 2013

Aunque el Príncipe nunca sintió gran afecto por Tiberio, descartó a su hermano Druso (su candidato favorito) porque ya estaba casado con su sobrina Antonia (hija de Octavia y Marco Antonio). La pareja, muy bien avenida, ya tenía un hijo: Germánico, sobrino nieto del emperador. Tiberio, por su parte, estaba casado con Vipsania (hija de un anterior matrimonio de Agripa), y también tenía un hijo, Druso el menor.


Vipsania (Sheila Ruskin) y Tiberio (George Baker) en un fotograma de la serie Yo, Claudio. 1976

      El primogénito de Livia sufrió mucho al verse obligado a romper su matrimonio, pues estaba muy enamorado de su esposa, una mujer discreta y dulce que había encajado perfectamente con el carácter reservado y taciturno de Tiberio. Así y todo obedeció, por lo que en el año 11 a.C contrajo matrimonio con Julia. Ésta mostró gran entusiasmo por su nuevo marido, del que dicen que había estado enamorada en su juventud; no obstante, la frialdad de él acabó pronto con su pasión. Tiberio, a pesar de que no congeniaba con la hija de Augusto ni con su carácter caprichoso (la joven incluso estando casada con Agripa había flirteado con él) intentó guardar las apariencias por un tiempo y fingir que vivía un matrimonio feliz. Sin embargo, esta aparente felicidad se esfumó pronto, al morir muy pequeño el único hijo que concibió la pareja.
A partir de ese momento, el aborrecimiento que Tiberio sentía hacia Julia se incrementó, pues Julia para olvidar la muerte del pequeño retomó su alegre vida social, la cual chocaba frontalmente con la personalidad reservada y discreta de su marido, quien no toleraba el hecho de que Julia. como hija de Augusto, gozara de mayor independencia que cualquier otra mujer.


Julia la Mayor. Siglo I a.C. Berlín. Altes Museum

 Por otro lado, Tiberio echaba terriblemente de menos a Vipsania. Cuenta Suetonio que en una ocasión se encontró con ella por la calle y que él le dedicó una mirada tan intensa y llena de tristeza que los ojos se le llenaron de lágrimas. Esto llegó a oídos de Julia, que sintiéndose humillada se quejó a Augusto, quien indignado prohibió a Tiberio cualquier contacto con su primera esposa (Vida de Tiberio. Libro III,.7, 2-3).
Esta situación incrementó el odio de Tiberio hacia Julia por lo que acabó rompiendo la relación marital con ella y trasladándose a otro dormitorio. A raíz de esta ruptura Julia comenzó a comportarse de forma indiscreta para herir a su marido, algo que a la larga le acarrearía su ruina. Por su parte, el ya de por sí difícil carácter de Tiberio empeoró debido a las humillaciones a las que sentía sometido por Julia, por lo que en el año 6 a.C., aún siendo el segundo hombre más poderoso del Imperio no dudó en dejarlo todo y en desterrarse voluntariamente a la Isla de Rodas. A la muerte de Augusto, Tiberio, ya emperador, dejó morir a Julia lentamente de hambre (la joven había sido desterrada por su propio padre primero a Pandataria y después a Reghium). 

Cartagena (Cartago Nova)



Reconstrucción de la ciudad en el film Cartago Nova

        Cartagena fue fundada en 227 a.C. por el general cartaginés Asdrúbal el bello, cuñado de Amílcar Barca (padre de Aníbal) sobre un asentamiento anterior. Recibió el nombre de Qart Hadasht. Debido a su posición estratégica y a su gran riqueza en yacimientos de minerales pronto se convirtió en la principal colonia cartaginesa en Hispania. Se decía que sus murallas eran inexpugnables.
En 218 a.C. desde Qart Hadasht partió Aníbal Barca con sus elefantes hacia Italia con la intención de conquistar Roma. No obstante, el ascenso fulgurante  de un joven general, Publico Cornelio Escipión, frustraría sus planes pues en 209 con tan solo 27 años, conquistó en 6 días Qart Hadasht, ciudad que él rebautizó como Cartago Nova, dándole la categoría de colonia con derecho romano.


Escipión liberando a Massiva. Gian Battista Tiepolo. 1720. Baltimore. WaltersArt Museum

Está conquista fue el punto de partida de la recuperación por parte de Roma del control sobre Hispania pues Escipión, victoria tras victoria se hizo con el dominio de la Península Ibérica expulsando y siguiendo a los cartagineses hasta  África. Ello obligó a Anibal a abandonar Italia donde había obtenido algunas sonoras victorias aunque nunca se atrevió a atacar directamente la capital del Imperio. Ambos generales se enfrentasen en Zama en 202 a.C. La victoria agónica de Escipión supuso el fin de la segunda guerra púnica y el dominio del Mediterráneo por parte de Roma.
Cartago Nova floreció rápidamente convirtiéndose en unas de las ciudades más importantes de la Hispania romana. En 44 a.C. recibió el título de Colonia, recibiendo el nombre de Colonia  Urbs Iulia Nova Carthago. No obstante, fue en época de Augusto cuando alcanzó su mayor apogeo. El Príncipe, durante la reorganización de Hispania de 27 a.C la incluyó dentro de la provincia Tarraconensis llevando a cabo un vasto proyecto de construcciones que monumentalizaron la ciudad. Entre éstas destacan el teatro y el foro que acompañarían al anfiteatro de época republicana.

  • Teatro

Reconstrucción virtual del teatro de Cartago Nova

Es el monumento antiguo más importante de Cartagena. Fue construido por orden de Augusto durante los años 5 y 1 a.C. siendo financiado por sus nietos Cayo y Lucio Césares a quienes está dedicado (tal como queda recogido en los dinteles de acceso al monumento). Los jóvenes, siguiendo la estela de su padre Agripa, participaron activamente en la elección del programa decorativo del edificio.


Dintel con la inscripción dedicada a Cayo
Fuente: «Teatro romano cartagena» de Nanosanchez - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Teatro_romano_cartagena.jpg#/media/File:Teatro_romano_cartagena.jpg

Con una capacidad para 7.000 espectadores fue descubierto en 1988 por Sebastián Ramallo Asensio, siendo declarado en 1999 Bien de interés cultural, aunque aún no se ha concluido el proceso de restauración.

Teatro de Cartago Nova

 Excavado casi por completo en la roca sigue el modelo arquitectónico de los teatros romanos con las diferentes partes diferenciadas:
  • Cavea: Lugar donde se colocaban los espectadores. Está rematada en su parte posterior por  dos cisternas que servían para la limpieza del edificio
  • Orchestra: Espacio semicircular ubicado delante del escenario.
  • Proscenio: Donde se representaban las obras
  • Scaenae frons: Frente escénico propiamente dicho. Consta de una planta articulada en tres exedras de tendencia curvilínea en la que se alternan dos órdenes de columnas con fustes rojizos y capiteles y basas blancos; esta dualidad cromática combinada con el color grisáceo del entablamento crea un bellísimo juego de color.
  • Porticus post scaenam: Era el lugar destinado a cobijar a los espectadores de las inclemencias meteorológicas. Ubicado detrás de la fachada escénica presenta una doble galería porticada de dos pisos de altura, delimitada por un muro de sillares de arenisca donde se abren exedras semicirculares.
El programa ornamental del teatro es riquísimo y su gran calidad artística denota su elaboración en los propios talleres imperiales bajo la supervisión de los príncipes herederos. La iconografía está destinada a ensalzar el culto imperial enlazándolo con las divinidades romanas.
Entre las obras escultóricas halladas en el teatro destacan una escultura de Apolo (divinidad protectora de Augusto), un bajorrelieve de Rea Silvia (madre de Rómulo y Remo) así como tres altares dedicados a la Triada Capitolina formada por Júpiter, Juno y Minerva.

Altar de Júpiter

Apolo
Fuente: Apolo teatro romano cartagena» de Nanosanchez - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Apolo_teatro_romano_cartagena.jpg#/media/File:Apolo_teatro_romano_cartagena.jpg

  • Foro romano
            Se situaba en el centro de la ciudad (aproximadamente bajo la actual plaza de San Francisco). En él confluían como era habitual en las ciudades romanas el cardo y el decumano. Hasta ahora se han encontrado el podio de un templo dedicado a la Triada Capitolina y la curia o sede del gobierno local. Durante las excavaciones de este edificio apareció una escultura de finísima factura que representa al emperador con su atuendo de Pontifex Maximus en la línea de la hallada en la Via Labicana de Roma. Con motivo del la conmemoración del bimilenario de la muerte de Augusto una copia de dicha escultura fue colocada en la plaza de San Francisco.

Reconstrucción del Foro

Colocación de la escultura de Augusto en la Plaza de San Francisco 

            Al sur de la plaza se excavó igualmente el Augusteum, local destinado al colegio de augustales, es decir a los sacerdotes destinados al culto de Augusto.

Yacimiento del Foro

            Todos estos edificios están a la espera de un proceso de excavación profundo así como el resto de la plaza.

Las extrañas enfermedades de Augusto

           La edición digital del periódico ABC publicó ayer un artículo sobre Augusto en el que se aborda una breve reseña sobre la trayectoria personal, ascenso político y gobierno del Príncipe haciendo hincapié en las múltiples enfermedades que lo torturaron durante un gran período de su vida poniéndolo al borde de la muerte en alguna ocasión.
          Aunque no aporta nada nuevo, el artículo me ha parecido correcto y fiel a la semblanza histórica del protagonista de este blog. Por eso dejo aquí el link: 

             Por mi parte, y como ya he apuntado en alguna ocasión, independientemente de las diferentes dolencias que padeciera Augusto, éstas se agravaban en momentos de gran tensión debido a crisis nerviosas que fueron disminuyendo cuando alcanzó el poder en solitario y una cierta estabilidad (http://augusto-imperator.blogspot.com/2014/02/perfil-de-un-hombre-sencillo.html ).


El último viaje de Octavia

Octavia. Siglo I a.C. Roma. Museo de las Termas

En el año 11 a.C. Augusto sufrió otra importante pérdida, la de su hermana Octavia, que falleció a los 58 años de edad de una manera tan discreta como había vivido los últimos años de su vida. Fue otro duro golpe para el Príncipe, pues siempre se había sentido muy unido a su hermana, a pesar que desde la muerte de Marcelo en el 23 a.C. ella se había distanciado de todos, incluyéndole a él. Augusto le dedicó un funeral de Estado siendo su yerno Druso (hijo de Livia y marido de su hija Antonia Menor) quien pronunció el discurso funerario en el que alabó las virtudes de una mujer incomparable. 

Augusto (Simon Woods) preside un desfile junto a las dos mujeres de su vida: Octavia (Kerry Condon) a su izquierda y Livia (Alice Henley) a su derecha en una escena de la serie Roma. 2005.

Realmente aunque siguiera con vida, Octavia murió aquel día de finales del año 23 a.C. cuando su hermano colocó en el Mausoleo que estaba construyendo en el Campo de Marte la urna con las cenizas de su adorado hijo Marcelo. Desde ese momento vivió amargada una vida de retiro lamentando la mala fortuna que le había arrebatado lo que más amaba en la flor de la vida, precisamente a ella, que había vivido siempre supeditada a los intereses de Estado y que por primera vez en su vida empezaba a sentirse plenamente feliz. Ni siquiera el cariño de sus hijas y sus nietos consiguieron sacarla del pozo oscuro de la depresión en la que se sumió.
La historia siempre recordará a Octavia como la mujer que no dudó en sacrificarlo todo por el bienestar de Roma, generosa con los más necesitados, dulce y entregada madre, leal hacia todos, incluso hacia su marido Marco Antonio que la despreció públicamente más de lo que ninguna mujer romana podría soportar. Por todo ello, la Ciudad Eterna sigue recordándola entre las piedras que aún se mantienen en pie del Pórtico que su hermano le dedicó junto al teatro Marcelo.


Pórtico de Octavia. Roma 2013

Al menos la muerte le señaló el camino hacia su malogrado hijo, pues Augusto como homenaje póstumo la enterró junto a él en el mismo nicho del Mausoleo.


Lápida funeraria de Octavia y Marcelo

Druso, el último romano

Druso. Siglo I. Nápoles. Museo Archeologico Nazionale

Nerón Claudio Druso era el segundo hijo de Livia y del primer marido de aquella, Tiberio Claudio Nerón. Nació el 14 de enero del año 38 a.C., estando ya su madre prometida con Augusto, de ahí que corrieran rumores sobre la verdadera paternidad del recién nacido “Hay afortunados que tienen hijos a los tres meses” (Suetonio. Vida de Claudio1).
Si bien basta una mirada a los retratos que han llegado de Druso para descartar la paternidad de Augusto (las facciones del joven son por completo claudianas muy semejantes a las de su hermano Tiberio), con la finalidad de acallar rumores en una etapa en la que su posición política era muy incierta, envió al pequeño junto con su hermano Tiberio a casa de su padre. Por mi parte pienso que Druso no podía ser de ninguna manera hijo de Augusto pues éste anhelaba más que nada en el mundo un heredero varón de su sangre; nadie le hubiera impedido siendo ya emperador y el hombre más poderoso del mundo reconocerlo como tal o incluso adoptarlo (algo que nunca hizo).


Aula Sacra del Teatro romano con copias de las imágenes de Augusto, Tiberio y Druso. Mérida

Así Druso pasó los primeros años de su infancia alejado de su madre surgiendo un  fuerte vínculo entre los hermanos a pesar de la disparidad de sus caracteres. En 33 a.C. al morir su padre se trasladaron con su madre y su padrastro, siendo educados por éstos a partir de entonces.
Augusto adoraba a Druso y nunca se molestó en disimular su preferencia hacia él entre los hijos de su esposa. Por lo que se extrae de las fuentes era imposible no querer a Druso pues su carácter abierto y franco le hacía ganarse las simpatías de todos, incluido su hermano Tiberio, cuya personalidad era diametralmente opuesta a la suya, pero que jamás albergó hacia Druso envidia alguna. Al contrario, no dudaba en afirmar que se contaba entre las pocas personas a las que amaba sinceramente.


Antonia, Druso y el pequeño Germánico en el Ara Pacis. 13-9 a.C. Roma 2013

En 19 a.C. Druso se casó con Antonia Menor, sobrina favorita de Augusto e hija de Marco Antonio y Octavia. El gran amor que se profesaba la pareja ha quedado plasmado para la posteridad en el friso meridional del Ara Pacis Augustae en una de las escenas más bellas en él representadas. Antonia, que lleva de la mano a Germánico (primer hijo del matrimonio nacido en 15 a.C.) mientras avanza en la procesión vuelve la mirada hacia Druso que la mira con dulzura. Tuvieron dos hijos más: Claudia Livila (nacida en 13 a.C.) y el que sería el futuro emperador Claudio (nacido en 10 a.C.). Hombre de elevados principios morales, siempre se mantuvo fiel a su esposa, que lo acompañaba en sus campañas militares cuando era posible.
Bajo el patrocinio de Augusto, Druso accedió a diversas magistraturas 5 años antes de lo estipulado en las leyes: así fue cuestor en 18 a.C. y pretor en 11 a.C. Con sólo 28 años alcanzó el consulado en 9 a.C.

Druso como magistrado. Siglo I. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida 2005

Sin embargo, la política no era algo que entusiasmara particularmente al joven (que se declaraba abiertamente republicano, algo que divertía sobremanera a Augusto), el segundo hijo de Livia se consideraba fundamentalmente un soldado y era entre las legiones, lejos de Roma, donde se sentía plenamente realizado.
Fue un general muy prestigioso y competente, al que sus soldados adoraban, llegándolo a proclamar incluso imperator. Las primeras campañas lideradas por él (junto a Tiberio) tuvieron lugar en los Alpes y la Galia, tras la muerte de Agripa. No obstante, fue en Germania donde Druso consiguió sus éxitos más rotundos.

Druso (Ian Ogilvy). Fotograma de la serie Yo, Claudio. 1976

Durante los meses de invierno de los años 13-12 a.C. reiteradas incursiones de guerreros germanos fueron rechazadas por Druso quien en primavera lanzó nuevos ataques contra las tribus al este del Rin. Parte del ejército se desplazó por tierra y el resto por el mar del norte. En esta ocasión los barcos quedaron varados debido a un descenso de la marea pero gracias a la ayuda de sus aliados frisios salieron del grave aprieto. A pesar del percance, la campaña fue un gran éxito pues se saquearon pueblos enteros lo que disuadió a algunas tribus más a someterse para escapar de la ira romana. Druso mandó edificar algunas fortalezas fijas para controlar mejor la zona a la vez que construyó varios canales gigantescos más allá del Rin, conocidos como canales de Druso, para transportar la flota desde el Rin al Zuiderzee,siendo el primer general romano que navegó el océano septentrional.
En el año 10 a.C. durante una estancia en Roma Druso recibió una ovatio, lo que unido a su inmensa popularidad, motivó a Augusto a otorgarle Imperium proconsular que le permitió regresar a Germania a seguir con su campaña de pacificación de la provincia. Desde la nueva fortaleza de Maguncia combatió a numerosas tribus, tales como los sugambros, queruscos y suevos. A fines de ese año partió hacia Lyon donde se encontró con su hermano Tiberio y con Augusto, que estaba consagrando un altar allí. Viajaba con él su mujer Antonia en avanzado estado de gestación, por  lo que en la ciudad francesa dio a luz a Claudio. Todos regresaron desde allí a Roma para celebrar el nacimiento de un nuevo varón en el seno de la familia imperial.


Campañas de Druso en Germania. 12-9 a.C.
Fuente: "Druso in Germaniaper Wikipedia" di Cristiano64 - Lavoro proprio, self-made. Con licenza CC BY-SA 3.0 tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Druso_in_Germania_per_Wikipedia.JPG#/media/File:Druso_in_Germania_per_Wikipedia.JPGç

      Mas Druso no podía vivir mucho tiempo alejado del campamento militar, así que el enero del  9 a.C., tras ser nombrado cónsul volvió a Germania donde inició una nueva campaña de contención de tribus rebeldes. Esta vez condujo sus tropas hasta el río Elba. En las cuatro campañas Druso había conseguido que la mayoría de los pueblos cercanos al Rin y al Elba reconocieran el poder de Roma lo que fue un logro enorme.
En el camino de regreso Druso sufrió un accidente al caer del caballo hiriéndose una pierna de gravedad. A pesar de las misivas imperiales que le instaban al volver a Roma, el joven rechazó moverse de Germania. Después de un mes en el que sufrió grandes dolores murió a causa de la cangrena que le produjo la infección de la herida. A su lado, en su lecho de muerte estuvo su hermano Tiberio, que sufrió la pérdida más grande de su vida, de la que nunca se repuso. De hecho, el primogénito de Livia (que se encontraba en Panonia) al recibir las primeras noticias de la enfermedad de su hermano corrió a su lado, en una travesía frenética a caballo en la que no se permitió ni un segundo de descanso. Al conocer Druso que Tiberio estaba llegando a su campamento, incluso moribundo, envió a sus legiones que salieran a su encuentro y lo recibieran como comandante en jefe. Druso murió en brazos de su hermano.


Un desconsolado Tiberio (George Baker) llora la muere de Druso (Ian Ogilvy)  Fotograma de Yo, Claudio. 1976

El campamento donde murió se llamó desde entonces “el maldito”. Sus soldados le levantaron un cenotafio funerario en Mongontiacum (Maguncia) ciudad situada en la orilla derecha del Rin, en torno al cual debían desfilar cada año. Éste seríael mayor monumento funerario de época romana localizado en la actual Alemania. En la parte frontal del mismo se colocó un poema que le había dedicado el propio Augusto. Igualmente en Roma el Senado le decretó un arco triunfal en la Via Appia y le concedió el título de Germánico que desde entonces podían llevar todos sus herederos.


Cenotafio de Druso en Maguncia (Alemania)

El cuerpo del joven general (contaba sólo con 29 años) fue trasladado a Roma con gran ceremonia encabezando Tiberio el cortejo funerario a pie todo el trayecto. El féretro fue portado por sus soldados y  por ciudadanos insignes de las colonias romanas. Las muestras de dolor se sucedieron a lo largo de todo el recorrido poniendo de manifiesto la popularidad de Druso. Tiberio pronunció el discurso funerario principal en la rostradel Templo del Divino Julio en el Foro Romano mientras que Augusto leyó otro en el Circo Flaminio en el que comenzaba diciendo que rogaba a los dioses que sus queridos nietos Cayo y Lucio se asemejaran a él y que tuvieran una muerte igual de gloriosa. Fue un funeral tan esplendoroso que años después Séneca diría que más que un entierro parecía que se hubiera celebrado un triunfo. Por tercera vez en 4 años se abrieron las puertas del Mausoleo de Augusto para acoger las cenizas de otro miembro de la familia imperial.


Livia. Siglo I a.C. Moscú. Museo Pushkin

Livia estaba destrozada por la muerte de su hijo y para sobrellevar el dolor consultó a un filósofo alejandrino, Ario Didimo, que le aconsejó que no reprimiera sus sentimientos y que colgara retratos de Druso en lugares públicos y privados así como que no dejara de hablar de él. A diferencia de Octavia, no permitió que el dolor la dominara hasta el extremo de volverse amargada y rencorosa; una muestra de la diferencia de caracteres de las dos mujeres. La emperatriz no podía flaquear pues ella era la imagen de Roma.


Antonia Menor. Siglo I a.C. Roma. Museo de las Termas

Sólo una persona resultó inconsolable, la amada esposa de Druso, Antonia, que quedó desolada, hasta tal punto que pidió a Augusto dispensa para no volver a contraer matrimonio, a pesar de su belleza y juventud (tenía 27 años). A partir de entonces se trasladó con su suegra Livia a las estancias que esta poseía en la Casa de Augusto en el Palatino y se dedicó en exclusiva a cuidar a sus hijos y a sus nietos. Cuando murió en 37 d.C. sus últimas palabras suplicaban perdón a Druso por haberle hecho esperar tanto tiempo.


Camafeo con Druso y Antonia. Siglo I d.C, San Pesterburgo. Museo del Hermitage 

A pesar de la conmoción que produjo la muerte de Druso en la familia imperial nuevamente surgieron rumores de juego sucio. Suetonio apunta a que fue mandado envenenar por Augusto debido a sus ideas republicanas, sin embargo, el mismo autor lo descarta al instante pues “a decir verdad, Augusto quería tanto a Druso, que como admitió en alguna ocasión ante el Senado, le consideraba tan heredero suyo como a sus hijos Cayo y Lucio” (Vida de Claudio. 1-5). De hecho el emperador no dudó, por consejo de Druso, durante el año de su consulado en reforzar la posición del Senado e incluso escribió una biografía sobre su hijastro que desgraciadamente se ha perdido.
Ya hemos trazado algunas pinceladas acerca del carácter de Druso: era amable, extrovertido, dulce y encantador. No obstante, no hay que olvidar que era un fiero guerrero, y como tal se comportaba en el campo de batalla, siendo despiadado en la lucha cuando las circunstancias lo requerían. Era además orgulloso y valiente y anhelaba la gloria por lo que con frecuencia persiguió a los jefes enemigos hasta los más recónditos lugares con el ansia de obtener una spolia opima (prestigioso trofeo que se otorgaba a quien en la batalla había derrotado a un general enemigo en combate singular). No obstante, nunca anidaron en él vicios ni maldad alguna.


Copia de bustos de Druso y Tiberio en el Ara Pacis Augustae. Roma

Físicamente era alto y atlético; de gran atractivo, su rostro era absolutamente Claudiano. Como su hermano había heredado la mirada ligeramente apagada de su madre Livia, aunque lo que en Tiberio podía revelar oscuridad en Druso irradiaba viveza y luminosidad.
Su pronta desaparición fue una gran pérdida para el Imperio romano. Quizás si Druso hubiera tenido una vida más larga el devenir de la dinastía Julio-Claudia hubiera sido muy diferente y no hubiera caído en la degeneración que ésta sufrió tras la muerte de Augusto. Druso era el único camino de Tiberio hacia a la luz, que sin la influencia de su hermano fue volviéndose cada vez más siniestro, maldad que transmitió a su heredero Calígula, que aún siendo nieto de Druso fue el miembro más funesto de la famosa dinastía.

Germania Augustea



Augusto de Bevilacqua. Siglo I d.C. Munich. Gliptoteca


      Aunque el más bello busto de Augusto se encuentra en la Gliptoteca de Munich, Germania fue siempre el talón de Aquiles del Imperio Romano, y como se demostró con las invasiones bárbaras en el siglo IV d.C., la causa de su ruina.
 La primera aproximación romana a los territorios germanos tuvo lugar durante las campañas de César en la Galia entre los años 58-51 a.C. La porción de Germania conquistada por el Divino Julio llegaba en sus límites orientales hasta al río Rin.
Como las tribus que poblaban la zona no se mostraban particularmente belicosas ni Augusto pretendía la conquista de nuevas tierras, el emperador optó por levantar dos fortalezas para prevenir cualquier incursión bárbara en territorio romano: una en Mogontiacum (Maguncia) y otra en Castra Vetera (Xanten).

Reconstrucción de la fortaleza de Castra Vetera

No obstante, cuando algunas de estas tribus rebeldes atravesaron el Rin llegando incluso hasta la Galia, Druso sofocó  la revuelta y persiguió a los invasores hasta los río Weser y Elba. Entonces Augusto dividió la región en dos parte: Germania inferior (Países Bajos y Noroeste de Alemania) y Germania superior (Alsacia, parte de la actual Suiza y la orilla occidental del Rin) para una mejor organización.
Aunque son realmente escasos los restos de época de Augusto que quedan en pie en Alemania, intentaré apuntar lo más significativo.

  • Maguncia (Mogontiacum)

Tiene su origen en una fortaleza legionaria levantada por Druso entre los años 13-12 a.C. Fue una importante ciudad militar siendo base de numerosas legiones e incluso de la flota romana fluvial. Favorecía su carácter defensivo su situación geográfica pues se ubicaba en una meseta con grandes pendientes en tres de sus lados.

Teatro romano de Maguncia


Un retrato de Druso preside la base de la fachada del Teatro de Maguncia

        Las excavaciones han revelado una ciudad variada y bien equipada con todos los edificios típicos de las urbes romanas, aunque la mayoría de ellos son de fines del siglo I d.C. Entre sus construcciones más importantes de esa época se encuentran un puente y el teatro romano más grande al norte de los Alpes que se levantó en honor a Druso. Tenía una capacidad para 10.000 espectadores y en siglos posteriores fue usado como cantera hasta quedar totalmente cubierto. Hoy en día está en proceso de recuperación. También quedan restos de un acueducto.

Restos del Acueducto de Maguncia

         En la orilla derecha del Rin se encuentra el Cenotafio de Druso, edificado por sus soldados y por las colonias galas a la muerte del amado general. De planta circular, con sus casi 30 metros de altura es el mayor monumento funerario romano de Alemania aunque tenía un valor conmemorativo pues las cenizas del hijastro de Augusto fueron enterradas en el Mausoleo imperial en Roma. Está realizado en aparejo de piedra en gres y rojo caliza. En la parte frontal exhibía un poema escrito por Augusto y la dedicatoria de los soldados de Druso.

Cenotafio de Druso
Fuente: «Zitadelle Mainz Drususstein». Publicado bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Zitadelle_Mainz_Drususstein.jpg#/media/File:Zitadelle_Mainz_Drususstein.jpg.

  • Augst (Augusta Raurica)

        Fue fundada en 6 a.C. por Augusto sobre un asentamiento anterior. Situada en Augst, cerca de Basilea, contó con 20.000 habitantes en su época de mayor apogeo. Actualmente es un museo al aire libre donde se combinan restos de lo que fueron grandes monumentos con varias salas de Exposición en las que se exponen todos los tesoros encontrados en Augusta Raurica. Entre las construcciones destaca el Teatro, uno de los más grandes al norte de los Alpes.


Teatro Romano de Augusta Raurica

       Jugó un importante papel en los planes de Augusto en la creación de las otras tres ciudades que llevan su nombre en esa área: Augusta Treverorum (Tréveris), Augusta Praetoria (Aosta) y Augusta Vindelicum (Augsburg en la actual Baviera). Todas ellas, concebidas como bases militares sirvieron para asegurar las estabilidad en los territorios conquistados en Germania.

Horno romano en el parque arqueológico de Augusta Raurica
Fuente: «RoemischerBackofen» de MCaviglia - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:RoemischerBackofen.jpg#/media/File:RoemischerBackofen.jpg

        Además del teatro, han quedado restos de un anfiteatro, del Foro con su templo de Júpiter y de un acueducto que abastecía de agua desde la cercana Liestal.
      
  • Tréveris (Augusta Treverorum)

      Se construyó a orillas del Mosela donde en 17 a.C. los romanos construyeron el primer puente de madera sobre ese río. Los restos de una inscripción dedicada a Cayo y a Lucio ponen de manifiesto la estabilidad del asentamiento a finales del siglo I a.C. Tras la reorganización de la Galia de 16 a.C. Augusto la nombró capital de la Galia Bélgica.

Reconstrucción ideal de Augusta Treverorum
Fuente: «RoemischerBackofen» de MCaviglia - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:RoemischerBackofen.jpg#/media/File:RoemischerBackofen.jpg

         La ciudad creció rápidamente debido a su situación geográfica y a una vía fluvial con fácil acceso a los establecimientos militares del Rin. En el siglo I d.C. se construyeron unas termas y un anfiteatro. En el siglo IV d.C. llegó a tener 80.000 habitantes. Las principales construcciones de época romana que han quedado en pie son posteriores a la muerte de Augusto.

Antonia la Menor

Antonia Menor. Siglo I a.C. Roma. Museo de las Termas

Antonia era la menor de las hijas de Octavia y Marco Antonio, de ahí su cognomen. Nació el 31 de enero del año 36 a.C., y nunca llegó a conocer a su padre pues en el momento de su alumbramiento éste ya había partido hacia Egipto para reanudar su relación sentimental con la reina Cleopatra. En consecuencia, cuando el divorcio de sus padres se hizo oficial, se trasladó junto con su madre y hermanos a casa de su tío, el futuro Augusto, donde recibió una esmerada educación que la convirtieron en una mujer culta y refinada.
En el 17 a.C. contrajo nupcias con Druso, el hijo menor de la emperatriz Livia, con el que se había criado. Fue un matrimonio político pero ambos estaban muy enamorados; debido a ello, algo raro en la época, fueron siempre fieles el uno con el otro.


Antonia no podía vivir mucho tiempo alejada de Druso por lo que acompañaba a su marido en las campañas militares siempre que era posible. Del matrimonio nacieron tres hijos: el espléndido Germánico (en 15 a.C.), la intrigante Livilla (en 13 a.C.) y el enfermizo Claudio (en 10 a.C.) que llegaría a ser emperador. En todas las representaciones con su esposo se muestra a una mujer radiante heredera de todas las virtudes de las grandes matronas romanas.


Sin embargo la felicidad de Antonia se vio truncada poco después al morir Druso prematuramente en el 9 a.C., quedando con sólo 27 años viuda y madre de 3 hijos pequeños. Tan grande era su dolor que pidió a Augusto dispensa para no volver a casarse. El emperador, a pesar de que iba contra sus propias leyes matrimoniales aprobadas años antes, se lo concedió.
Así la bella Antonia se trasladó junto con sus hijos nuevamente a la casa donde había vivido su infancia y se había enamorado de Druso, instalándose con su suegra Livia, a la que estaba muy unida. Del mismo modo, tenía una conexión especial con su difícil cuñado Tiberio, contándose entre las pocas personas que éste apreciaba. Valerio Máximo lo relata así: “Después de la muerte de Druso, aún siendo ella bellísima y encontrándose en la flor de la vida, vivió con la suegra. Durmiendo junto a ella en el mismo lecho Antonia dejó morir su juventud mientras Livia envejecía, afrontando así su viudez”. (Dichos y Hechos memorables. p. 132).

Casa de Livia en el Palatino. Siglo I a.C. Roma

En la Casa de Livia se dedicó a las labores propias de las matronas romanas: el telar y la educación de sus hijos. Germánico era claramente su favorito, pues era la viva imagen de su padre, tan bello y noble de carácter como lo había sido Druso. Livila en cambio era ambiciosa y manipuladora muy alejada del carácter de sus ilustres padres. Por su parte, Claudio, el niño de las mil enfermedades, fue siempre su gran preocupación. Algunas fuentes antiguas nos dejan la imagen de una madre que despreciaba a su hijo “(Antonia)repetía con frecuencia que Claudio había sido comenzado por la naturaleza y no había sido terminado, y cuando quería tachar a alguien de estúpido, decía que era más tonto que su hijo Claudio”(Suetonio. Vida de Claudio.3.2). No obstante, no sabemos hasta que punto son ciertas estas consideraciones porque siempre estuvo al lado de Claudio y cuidó de él hasta el final. De hecho, cuando fue emperador, Claudio le concedió múltiples honores, emitiendo incluso monedas con su rostro.

Monedas con la imagen  de Antonia Menor. Siglo I d.C. 

La vida fue muy injusta con Antonia pues en 19 d.C. tuvo que enterrar a su adorado hijo Germánico muerto con tan sólo 34 años en extrañas circunstancias. Asimismo tuvo que soportar la deshonra de su hija Livila que envenenó a su marido, Druso el menor (hijo de Tiberio) para allanar el camino de su amante Sejano hacia el trono imperial. Dión Casio sostiene que fue la misma Antonia quien descubrió la conjura para derrocar a Tiberio al leer la correspondencia entre su hija y su amante, el favorito del emperador. Ella misma lo puso en conocimiento de Tiberio que mandó matar a Sejano. Continúa Dión contando que “Tiberio había perdonado a Livila pero que fue la propia Antonia, quien por propia iniciativa, la dejó morir de hambre” (Historia Romana. Libro VIII). Otras fuentes sin embargo, dicen que Tiberio mandó a Livila al exilio.

Druso el menor y Livila en el Gran Camafeo de Francia. 19 d.C. París. Gabinete de Medallas

Igualmente, tuvo que asistir a la muerte violenta de sus nietos mayores Druso y Nerón (hermanos de Calígula) y a la degeneración de Calígula y sus nietas Agripina, Drusila y Livila.
Precisamente su relación con su nieto Calígula sufrió de grandes altibajos. Éste se fue a vivir con ella en 29 d.C., año en que murió Livia (con quien se había trasladado cuando su madre Agripina fue desterrada). En los inicios de su principado, Calígula colmó a Antonia de todos los honores que en vida disfrutara la difunta esposa de Augusto. Sin embargo, una matrona virtuosa como Antonia no podía soportar la conducta depravada de su nieto a quien una vez sorprendió acariciando lascivamente a su propia hermana Drusila, de ahí que lo reprendiera severamente en múltiples ocasiones, lo que irritaba al joven emperador. Según Suetonio, “A una amonestación de su abuela Antonia, como si no bastara con desobedecerla Calígula contestó: recuerda que todo me está permitido y con todas las personas” (Vida de Calígula. 29,1).

Calígula. Siglo I d.C, Nueva York. Metropolitan Museum of Art

Antonia falleció en 37 d.C, precisamente durante el reinado de Calígula. No se sabe a ciencia cierta si por orden de su nieto o si ésta se suicidó al no poder soportar más el destino de su familia (Calígula acababa de ordenar la muerte de su otro nieto Tiberio Gemelo, algo que Antonia le recriminó con dureza). Sus últimas palabras fueron dirigidas a su amado esposo Druso rogándole perdón por haberle hecho esperar tanto. Sobre la muerte de Antonia cuenta Suetonio que “cuando su abuela Antonia le pidió (a Calígula) una audiencia privada, se negó a recibirla a menos que estuviera presente el prefecto Macrón, y a fuerza de humillaciones y disgustos de este tipo, provocó su muerte, administrándole, no obstante, también veneno según la opinión de algunos; una vez muerta, no le rindió ningún honor, e incluso contempló su pira ardiente desde su triclinio” (Vida de Calígula. 23,2).
Mujer influyente y de gran mérito, Antonia tuvo muchos amigos, entre ellos algunos familiares de Herodes el Grande. Su belleza, testimoniada en los retratos que han llegado hasta nosotros, es heredera de las facciones dulces de su madre y del gran atractivo de su padre. De Octavia heredó también su inmenso virtuosismo. No obstante, era temperamental y con arrojo como Marco Antonio pues nunca dejó de decir lo que pensaba ya fuera a Augusto o a Calígula.

Antonia se despide de su hijo Claudio antes de morir. Fotograma de la serie Yo, Claudio. 1976

Su hijo Claudio al acceder al poder le devolvió todos los honores que Calígula le había arrebatado: le dedicó exequias públicas, una carroza para pasear su imagen por el circo y el sobrenombre de Augusta. De esta época son las monedas acuñadas con la imagen de Antonia y las múltiples esculturas que la representan como Hera o Venus, en las que Claudio no sólo quería aludir a la belleza de Antonia sino también a su papel de progenitora de la gens Claudia.


La Hera Ludovisi es un retrato de Antonia Menor. Siglo I d.C. Roma. Museo de las Termas


Antonia como Venus. Siglo I d.C. Ninfeo Claudiano de Punta Epitaffio, rescatado del mar de Baiae. Museo Archeologico di Campi Flegrei

El ascenso de Tiberio

A la muerte de Druso se unieron poco después (en 8 a.C.), el fallecimiento de Mecenas y de Horacio, dos de los más grandes amigos y consejeros del emperador. Augusto cada vez se iba quedando más sólo; de sus años de juventud sólo permanecía con vida Livia. No obstante, la pesada carga de gobernar el imperio no le permitía dejarse vencer por el dolor de las ausencias. Aunque si bien es cierto que a partir de entonces, el Príncipe se mostró más severo a la hora de tomar decisiones.
          Una vez pasado el duelo de Druso, enseguida envío a Tiberio a Germania para evitar posibles sublevaciones en la zona. En esos momentos el hijo de Livia tenía 34 años y se había convertido en el único adulto con experiencia con el cual Augusto podía contar para las tareas de gobierno, mientras él se volcaba en la educación de los herederos, que en esa época contaban sólo con 12 años (Cayo) y 9 (Lucio). Augusto se trasladó a la Galia con Cayo para vigilar de cerca las operaciones y aprovechó la ocasión para que el pequeño participara por primera vez en algunos ejercicios militares. Incluso ordenó la emisión de monedas en su honor para pagar al ejército.

Moneda con el rostro del pequeño Cayo César

Tiberio, que estaba demostrando ser un excelente general, logró apagar los focos de rebelión en Germania y construyó fortalezas, siguiendo el ejemplo de Druso, hasta el Elba. Al mismo tiempo deportó a más de 40.000 germanos hacia territorios de la Galia para así tenerlos más controlados.
A pesar de que en época de Augusto, Germania nunca fue pacificada por completo, pues continuamente surgían conflictos con las tribus, a Tiberio se le concedió un triunfo en 7 a.C., el primero que se otorgaba desde que estas celebraciones habían pasado a ser prerrogativa imperial. El triunfo fue la culminación de las campañas de los últimos años en Germania y en los Balcanes que supusieron la incorporación de nuevas provincias en Panonia, en el Danubio y al este del Rin en Germania. Augusto declinó el que el Senado le había ofrecido a él mismo, aunque sí aceptó el honor de que el mes de sextilis se denominara a partir de entonces Augusto.


Tiberio coronado de laurel. Siglo I d.C. Roma. Museos Vaticanos

El Príncipe que estaba de visita en las provincias no restó protagonismo a su yerno en los festejos de su triunfo. Después de la celebración del mismo, en el que Tiberio tuvo siempre muy presente la memoria de su hermano Druso, el hijo de Livia presidió una fiesta para los senadores en el Capitolio, mientras que la emperatriz ofreció otra a las principales damas de Roma. Juntos, madre e hijo dedicaron el Pórtico que Augusto había construido en honor de Livia en la colina del Esquilino. Es reseñable que en estos momentos la relación entre madre e hijo era muy cercana y cordial; en cambio las fuentes ignoran la presencia de Julia, esposa de Tiberio, en las celebraciones, lo que pone de manifiesto el mal momento que atravesaba el matrimonio.


Triunfo de Tiberio en una copa del Tesoro de Boscoreale. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre

Para culminar su buen año, Tiberio fue nombrado cónsul por segunda vez. En su primer discurso anunció que en nombre de su hermano y suyo, restauraría los Templos de la Concordia y de Cástor y Pólux en el Foro Romano. Especialmente a Tiberio le gustaba asociar a los Dioscuros o Gemelos celestiales con su persona y la del desaparecido Druso. Como ellos, los hermanos de Helena de Troya se amaron tanto que cuando uno murió, el otro compartió la vida con él, de modo que ambos estuvieran vivos y muertos en días alternos. Si Tiberio hubiera podido, hubiera hecho lo mismo pues en los festejos del año fue evidente lo mucho que echaba de menos a su querido hermano.


Las tres columnas más hermosas de Roma son las que restan del templo de Cástor y Pólux en el Foro Romano.Siglo I a.C. Roma 2013

A pesar de la gran labor realizada por Tiberio en estos días, Augusto no le reconoció el papel de igual que había otorgado a Agripa. Con estas actitudes ya se percibe el reparo que el Príncipe siempre experimentó hacia su hijastro mayor, por quien nunca sintió un gran afecto.

La restauración del Mausoleo de Augusto ya tiene fecha de inicio


Mausoleo de Augusto. Siglo I a.C. Roma

Parece ser que por fin se ha podido reunir todo el dinero necesario para la restauración del Mausoleo de Augusto, el más grande del Mediterráneo y uno de los edificios más importantes construidos por el primer emperador romano. A los 4,2 millones de euros procedentes de fondos públicos, se unen los 6,5 millones aportados por la Fundación Telecom Italia. Lo ha anunciado el alcalde de Roma Ignazio Marino el pasado 15 de octubre.

Interior del Mausoleo de Augusto. Siglo I a.C. Roma

Así, si todo va según lo previsto las obras (que comprenden trabajos de pavimentación, organización expositiva, programas multimedia, cubierta y una pasarela para realizar el recorrido circular) comenzarán en enero del 2016 y finalizarán en marzo de 2017, momento en que el Mausoleo reabrirá sus puertas al pública. La restauración comprenderá no sólo la gran tumba imperial sino también la Piazza de Augusto Imperatore ,por lo que se creará un nuevo espacio en la ciudad en el que conjugando lo antiguo y lo moderno la memoria del emperador más amado por la Ciudad Eterna estará más viva que nunca, con la dignidad que él se merece.

Reconstrucción ideal del Mausoleo de Augusto. Siglo I a.C. Roma

Educando a Cayo y a Lucio

“Saludos, Cayo mío, mi querido burrito,  sólo el cielo sabe lo mucho que te echo de menos cuando estás lejos de mí. Pero sobre todo en días como hoy mis ojos anhelan a mi Cayo y, donde quiera que hayas estado, espero que hayas celebrado mi sexagésimo cuarto cumpleaños con salud y felicidad. Imploro a los dioses que el tiempo que me queda de vida lo pase contigo sano y bien, con nuestro Imperio prosperando, y tú y Lucio contribuyendo a ello como hombres y preparándoos para sucederme en el deber de proteger al Estado”.
Aulo Gelio. Noches Áticas. 15. 7, 3

Este fragmento de una carta, escrita el día de su 64 cumpleaños demuestra el gran amor que Augusto sentía por sus nietos Cayo y Lucio, a quienes quiso incluso más que a Marcelo y a Druso, si eso fuera posible.
A pesar de las graves pérdidas que sufrió la familia imperial con pocos años de diferencia, el Príncipe no desesperó pues el futuro de Roma estaba asegurado en las personas de sus adorados pequeños.


Cayo César niño. Siglo I a.C. Roma. Fondazione Sorgente Group

Cayo nació en el año 20 a.C. y fue adoptado por el emperador junto con su hermano Lucio 3 años después (en 17 a.C.), cuando vino al mundo éste último. Al vivir sus padres aún, se llevó a cabo una ceremonia simbólica en la que Augusto golpeaba una balanza tres veces con una moneda de escaso valor delante de un pretor. Los niños pasaron a llamarse Cayo y Lucio César e inmediatamente ambos se trasladaron a vivir con su abuelo, siendo educados por éste, por su padre biológico Agripa y por la emperatriz Livia. Poco pudo opinar al respecto Julia, la madre de los pequeños, quien apenas tuvo oportunidad de participar en la educación de sus vástagos. En compensación, al ser la madre de los príncipes, Julia vio aumentar su prestigio que llegó a equiparar e incluso en ocasiones superar al de Livia (tal y como quedó reflejado en el Ara Pacis Augustae). Con esta acción, Augusto señalaba desde el principio por quienes apostaba como herederos del Principado.


Moneda con Augusto en el anverso y  Julia entre Cayo y Lucio en el reverso. Siglo I a.C.

No obstante tuvieron los mejores preceptores a su cargo, Augusto participó activamente en primera persona en la instrucción de los niños: les dio clases de literatura, les enseñó a nadar e incluso se empeñó en que aprendieran una caligrafía parecida a la suya. Igualmente debió ilustrarles sobre los principios del arte de gobernar tal y como él entendía. Cuando los niños comían con él, se sentaban a sus pies y si lo acompañaban en sus viajes, cabalgaban delante o a ambos lados del carruaje. No sabemos cómo influyó la presencia a veces asfixiante del emperador en la vida de los niños. 


Lucio César niño. Siglo I a.C. Roma. Fondazione Sorgente Group

En torno al año 10 a.C. Augusto eligió al reputado gramático Marco Valerio Flaco como pedagogo de los chicos. Flaco, que ya dirigía un colegio en Roma, no tuvo problemas a cambio de un salario de 100.000 sestercios al año en trasladar a todos sus discípulos a una casa cercana a la de Augusto en el Palatino.
Casi desde la cuna, Augusto siempre expuso a Cayo y a Lucio, al ojo público por lo que eran muy conocidos y queridos por el pueblo. Una consecuencia del exceso de mimos que recibían los niños era que estaban muy mal criados y mostraban en ocasiones conductas irreverentes. Según Dión Casio, “no sólo vivían rodeados de lujo, sino que también ofendían al decoro. Por ejemplo, en una ocasión Lucio llegó sólo al teatro. Prácticamente todos los romanos los adulaban…y, en consecuencia, los chicos estaban cada vez más consentidos”. (Historia Romana. 55, 9, 1-2).



Moneda con Augusto en una cara y los pequeños Césares en la otra

Así y todo, Augusto dejaba claro en cada ocasión que sólo se debían brindar honores a los príncipes “únicamente en caso que los merecieran”. Por ejemplo, en la inauguración del teatro Marcelo en 13 a.C. en la que Cayo, con tan sólo 7 años, participó en una exhibición de juegos troyanos, generando gran expectación, Tiberio le cedió el sitio de honor junto a su abuelo lo que provocó una gran ovación por parte del público que irritó enormemente al Príncipe.
Quizás sólo fuera apariencia, pues Augusto tampoco se molestó mucho en impedir tales manifestaciones; así tras la muerte de Druso él mismo empezó a dar más responsabilidad a los niños. Ya en 8 a.C. llevó con él a Cayo a la Galia donde con sólo 12 años participó en ejercicios militares sin ser aún legalmente un hombre. Del mismo modo, el emperador mandó emitir monedas con el rostro de su nieto mayor. Esto fue sólo el principio de un cursus honorum acelerado pues los hijos adoptivos de Augusto accedieron a todas las magistraturas con bastante menos edad de las exigidas por la ley. Con esmero el Príncipe estaba trazando el camino de la sucesión.

Augusto reorganiza la ciudad de Roma

“Dividió el área de la ciudad en regiones y barrios, estableciendo que la supervisión de las primeras fueran asignadas por sorteo a magistrados anuales y la de los segundos a unos dirigentes elegidos entre la plebe de cada vecindario”.

Suetonio. Vida de Augusto. 30

En el marco de las actos de celebración de las victorias germanas del 7 a.C., Augusto aprovechó para ampliar el pomerium de la ciudad de Roma (ésta era una de las  prerrogativas de los triunfadores) aunque continuó dejando importantes suburbios fuera de los límites sagrados de la urbe.
Esta circunstancia, unida a los daños que había provocado el fuego en el Foro y zonas adyacentes ese mismo año dio lugar a una nueva reorganización administrativa de la capital del Imperio.


Vista del Foro Romano. Roma 2013

 Tradicionalmente Roma estaba dividida en pequeñas regiones conocidas como vici (distritos). Augusto volvió a trazar los límites para crear 265 de estos, que a su vez fueron agrupados en 14 regiones mayores. Inicialmente éstas fueron conocidas únicamente por un número, pero progresivamente cada una fue recibiendo un nombre que la diferenciaba
Desde siempre, en cada vicus los magistrados locales supervisaban el culto que recibían los dioses de cada distrito en santuarios situados en cruces de caminos; con la nueva distribución adquirieron nuevas atribuciones y un mayor prestigio, como ir acompañados en ocasiones de dos lictores y  poder vestir ropas oficiales dentro de su barrio. La mayoría de estos hombres eran libertos lo que le permitió a esta clase social la posibilidad  de poseer un rango y de participar en el poder local.


Altar de lares con el genius de Augusto flanqueado por Cayo y por su hija Julia como Venus. Copia del Siglo II d.C. Florencia. Galleria degli Ufizzi

Augusto patrocinó los santuarios de las cruces de toda la ciudad y los reemplazó por otros de un estilo más refinado, uniendo así su nombre al las deidades que protegían cada barrio. De esta forma el Príncipe estaba presente en cada rincón de la ciudad y en el día a día de la población de cualquier rango social que le hacía ofrendas y le invocaban habitualmente, aunque él no recibía culto directo sino que adoraban en su nombre a los dioses representados junto a él en estos altares. Aquí esta el germen del culto imperial pues al pueblo le resultaba más sencillo invocar a un ser cercano que trabajaba para su bienestar y por satisfacer sus necesidades más básicas que a seres etéreos e intangibles.
Las XIV regiones de la Roma Augusteahan llegado hasta nosotros gracias a algunas fuentes antiguas, como el Curiosum urbis regionum XIII y las conocidas como Notitia urbis Roma y serían las siguientes:

  • I .- Porta Capena: toma el nombre de la puerta por la que se entraba en la ciudad a través de la Via Apia y se extendía hasta el sur del Celio.
  • II.- Caelimontium: comprendía el Celio, una de las siete colinas de Roma.
  • III.- Isis y Serapis: se llama así debido al santuario de Isis ubicado en la zona de la actual Via Labicana, y comprendía el valle donde se asientan actualmente el Coliseo y el monte Oppio, una de las prolongaciones del Esquilino.
  • IV.- Templo de la Paz: toma el nombre del Templo monumental dedicado a la Paz construido por el emperador Vespasiano. Se extendía ente la Velia (colina entre el Palatino y el monte Oppio eliminada para levantar la Viadei Fori Imperiali) y el valle del Esquilino y el Viminal.
  • V.- Esquilae: Se denomina así por el Esquilino y se extendía desde parte del Oppio hasta la llanura situada fuera de las murallas servianas.
  • VI.- Alta Semita: Se llama como la vía que recorría la dorsal del Quirinal y se ubicaba desde este último hasta el Viminal.
  • VII.- Via Lata: Se extendía desde la llanura del Campo de Marte hacia el Pincio, más o menos donde hoy se ubica la Via del Corso.
  • VIII.- Forum Romanum Magnum: Se situaba entre el valle del Palatino y el Capitolio.
  • IX.- Circus Flaminius: Se extendía desde la Isla Tiberinahasta el sector de la llanura hacia el oeste de la Via Lata.
  • X.- Palatium: Comprendía la colina Palatina
  • XI.- Circus Maximus: Se extendía desde el Velabro hacia el Foro Boario y el Foro Holitorio.
  • XII.- Piscina Publica: toma el nombre de un monumento hoy desaparecido. Se extendía hacia la Via Appia.
  • XIII.- Aventinus: Comprendía el Aventino y la llanura a sus pies a lo largo del Tíber hacia la zona del Emporium, primer puerto fluvial.
  • XIV.- Transtiberim: abarcaba la isla Tiberina y los barrios de la ciudad más allá del Tíber que dieron origen al Trastevere.

Plano de la Roma Augustea
Fuente:  "Planrome2b" di Cassius Ahenobarbus - Opera propria. Con licenza CC BY-SA 3.0 tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Planrome2b.png#/media/File:Planrome2b.png

El Templo de la Concordia


Reconstrucción del Templo de la Concordia (a la derecha en primer plano)


           Los restos del templo de la Concordia, uno de los más antiguos destinados al culto de una personificación en lugar de a una divinidad, se sitúan en el lado occidental del Foro Romano, junto a las tres columnas que quedan en pie del Templo de Vespasiano y Tito.
 Aunque su construcción se remonta al siglo IV a.C. fue restaurado tras un incendio por Tiberio durante el Principado de Augusto (entre los años 7 a.C. y el 10 d.C) época a la que pertenecen los escasos vestigios del mismo que pueden observarse en las cercanías del Templo de Saturno. Tiberio lo consagró en su nombre y en el de su hermano Druso.
 En concreto fue mandado construir por Lucio Furio Camilo en 367 a.C, para conmemorar la reconciliación entre patricios y plebeyos. Posteriormente fue reconstruido en 121 a.C. por Lucio Opimo con la finalidad de restablecer la armonía de la población tras el asesinato de los hermanos Graco.



Moneda de tiempos de Tiberio con la representación del templo de la Concordia
Fuente: "RIC 0061" di Classical Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com. Con licenza CC BY-SA 3.0 tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:RIC_0061.jpg#/media/File:RIC_0061.jpg


       No obstante, fue Tiberio quien dio al templo su perfil definitivo, utilizando para ello el botín que trajo de Germania, tal y como relata Suetonio (Vida de Tiberio. 20). Tras esta restauración, el Templo de la Concordia se hizo famoso por la opulencia de sus mármoles y por la rica decoración arquitectónica y escultórica que lo convirtieron en un auténtico museo al aire libre. Desde entonces se conoció como Templo de la Concordia Augusta. Delante de  él Augusto hizo levantar un altar donde se invocaba cada año a la Salus Publica, Concordia et Pax, deidad que velaba por la salvaguarda del Estado romano.


Reconstrucción del Templo de la Concordia 

        Siguiendo el esquema del templo romano fue construido sobre un alto podio al que se accedía a través de una larga escalinata. Tenía la particularidad de estar adosado en su parte posterior al Tabularium, a los pies del Capitolio. Al no poder crecer más en esa dirección su cella era más ancha que profunda (45x24 metros), ocupando incluso el espacio de la  demolida Basílica Opimia. El pórtico constaba de 6 columnas corintias flanqueadas por dos ventanas abiertas sobre el muro de la cellaque iluminaban el interior.
    A sus pies edificó Augusto en 20 a.C,, el Miliarium Aureum, alrededor del cual estaban grababas en bronce las distancias este Roma y las principales ciudades del Imperio.


Restos del Templo de la Concordia junto al Tabularium

    Desgraciadamente  del templo sólo ha perdurado parte del basamento, el podio y el umbral de la cella. Algo de la riquísima estructura se conserva en el Tabularium y un bellísimo capitel en el Antiquarium del Foro.


Restos del Templo de la Concordia en al Tabularium. Roma. Museos Capitolinos
Fuente: "Passaggio del tabularium 02" di Sailko - Opera propria. Con licenza CC BY 3.0 tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Passaggio_del_tabularium_02.JPG#/media/File:Passaggio_del_tabularium_02.JPG


Capìtel del Templo de la Concordia. Roma. Antiquarium del Foro
Fuente: : "Capitello corinzio dal tempio della concordia, con coppie di montoni". Con licenza Pubblico dominio tramite Wikipedia - https://it.wikipedia.org/wiki/File:Capitello_corinzio_dal_tempio_della_concordia,_con_coppie_di_montoni.jpg#/media/File:Capitello_corinzio_dal_tempio_della_concordia,_con_coppie_di_montoni.jpg

     Fue un lugar emblemático en la historia de Roma donde en ocasiones se reunía el Senado. En su interior pronunció Cicerón la cuarta Catilinaria y allí se publicó la condena a muerte de Sejano.
        Su modelo se exportó a las provincias donde se han encontrado templos de las mismas características como el de Mérida cuyos restos de época tiberiana revelan una copia exacta del de Roma. 

Panonia

Panonia en tiempos de Augusto
Fuente: «Pannonia popolazioni png» de Cristiano64 - lavoro personale, self-made. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pannonia_popolazioni_png.png#/media/File:Pannonia_popolazioni_png.png


       Era una antigua región de Europa Central limitada al norte por el río Danubio. Se extendía en gran parte por la zona oeste de la actual Hungría y por territorios de Croacia, Serbia, Bosnia Herzegovina, Eslovenia, Austria y Eslovaquia.
Habitada por los panonios (pueblo de origen ilirio y celta) fue sometida entre los años 35 y 10 a.C. La romanización fue muy profunda en una zona que en principio se incluyó en la provincia de Dalmacia. No obstante, tras los intentos de sublevación sofocados por Tiberio fue desglosada por Augusto y transformada en provincia imperial.
Al igual que en Germania muchas ciudades tienen su germen en campamentos militares como Carnuntum y Aquincum (creada a la muerte de Augusto). 

  • Petronel (Carnuntum)


Maqueta de la antigua colonia de Carnuntum
Fuente: "Modell Carnuntum 2 Lager" di Wolfgang Sauber - Opera propria. Con licenza CC BY-SA 3.0 tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Modell_Carnuntum_2_Lager.jpg#/media/File:Modell_Carnuntum_2_Lager.jpg

     Localizada en Austria, fue fundada por Tiberio siguiendo instrucciones de Augusto, como una fortaleza miliar para albergar a la legio XV Apollinaris. Se ubicó a orillas del Danubio entre las actuales Viena y Bratislava, en un punto estratégico cruce entre la ruta del ámbar y de la cal por lo que desde los inicios atrajo a comerciantes, artesanos y otras gentes que buscaban fortuna en un asentamiento donde vivían unos 5000 hombres con un salario regular. Esto dio lugar a poblaciones informales llamados canabae, sin estatus legal bajo la jurisdicción de los legados de las legiones.
Sin embargo, Carnuntum pronto conoció una gran prosperidad que la llevó a convertirse en la capital de Panonia.
Hasta el siglo XVIII la antigua Carnuntum se reducía a unas deplorables ruinas. Las primeras excavaciones del lugar llevadas a cabo en 1850 revelaron la grandeza de la ciudad pues aparecieron restos de diferentes etapas: varias necrópolis, un anfiteatro, templos, termas y el conocido como Heidentor, (fragmento de un arco de triunfo). Casi todos estos restos se datan en el siglo II d.C., momento de mayor esplendor de la urbe.


Restos del Heidentor

     En 1904 se inauguró un parque arqueológico al aire libre para exhibir los vestigios del pasado glorioso de Carnuntum. La Casa del comerciante de tela Lucius, reconstruida casi en su totalidad es uno de los enclaves más visitados del recinto.


Casa de Lucius
Fuente: "Carnuntum Petronell" by Vladimir Drzik - Own work. Licensed under Public Domain via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Carnuntum_Petronell.JPG#/media/File:Carnuntum_Petronell.JPG


                                      
La antigua Carnuntum

Otras colonias fundadas en tiempos de Augusto son Saldae, Certissa o Sirmio

El Templo de Cástor y Pólux

       “Dícese que en esta batalla (del Lago Régilo) se aparecieron los Dioscuros, y que después de ella se les vio, con los caballos goteando de sudor, dar la noticia en la plaza, en el sitio junto a la fuente donde está edificado su templo; de ahí proviene que en el mes de julio el día de los idus, que es fiesta triunfal, está consagrado a los Dioscuros”.
Plutarco. Vida de Coriolano. III


Las columnas del templo de Cástor y Pólux. Grabado de Giabattista Piranesi. "Vistas de la Roma Antigua". 1772. Madrid. Biblioteca Nacional

Aunque el Templo de Cástor y Pólux tiene su origen en el año 484 a.C., las tres bellísimas columnas que quedan de él y que definen el perfil del Foro Romano desde tiempos inmemoriales pertenecen a la restauración que efectuó Tiberio entre los años 14 a.C. y 6 d.C. durante el Principado de Augusto.

Los restos del templo de Cástor y Pólux. Roma 2013

Fue erigido en el siglo V a.C. por Aulo Postumio Alba en honor a los divinos gemelos, hermanos de Helena de Troya, tras la batalla del Lago de Regilo contra una liga latina liderada por Tarquinio el soberbio que pretendía acabar con el poder de Roma. Durante la misma dos jóvenes (que la leyenda los identifica como los mismísimos Cástor y Pólux) lucharon con los romanos otorgándoles el triunfo final. Aquella misma tarde se les vio nuevamente abrevando sus caballos en la Fuente de Juturna en el Foro anunciando la victoria de las legiones romanas. Poco después desaparecieron. El templo se construyó junto a la fuente, que aún sigue en pie. Siempre estuvo ligado a la clase de los equites debido a la vinculación de los Dioscuros con los caballos.


Grabado de Cástor y Pólux en la Batalla de Regilo. John Reinhard Weguelin. Siglo XIX
Fuente: Grabado dioscuri: "BattleOfLakeRegillus" di John Reinhard Weguelin - Scan of Illustration from book "The Lays of Ancient Rome". Con licenza Pubblico dominio tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:BattleOfLakeRegillus.jpg#/media/File:BattleOfLakeRegillus.jpg

Aunque sufrió remodelaciones en el siglo II a.C., el templo fue reconstruido por Tiberio casi al completo tras ser arrasado por un incendio en 14 a.C. consagrándolo en su nombre y en el de su hermano Druso, ya que ambos gustaban equiparse a los gemelos celestiales. 


Reconstrucción del templo de Cástor y Pólux

Realizado en marmol de Carrara, el templo era octástilo y períptero. Contaba con 11 columnas de orden corintio en cada uno de los lados mayores y se elevaba sobre un podio más grande que el de los templos anteriores (De 50 metros de largo x 30 de ancho y de unos 7 metros de altura). En el podio se abrían espacios destinados a almacenes y bancos mientras que otros se usaban como locales comerciales. Delante del templo se instaló una rostra (tribuna de oradores), desde la que Julio César proclamó su reforma agraria.

Detalle de los capiteles del templo de Cástor y Pólux. Roma 2013

El interior de la cella estaba decorado por columnas más pequeñas con fuste de mármol amarillo y su pavimento se cubría de mosaicos en blanco y negro, más tarde sustituido por paneles de mármoles de colores.
     Fue en varias ocasiones sede de reuniones del Senado romano. Durante el reinado de Calígula, el megalómano emperador incorporó el templo como vestíbulo de su palacio imperial del Palatino, jactándose de que los dioses Castor y Pólux le servían como porteros. Claudio le devolvió su primitiva función. 

Roma 2013

  


El pasado mes de febrero en el Foro volvió abrirse al público, tras años de restauración, la milenaria Fuente de Juturna, ubicada junto al templo de los Dióscuros, fuertemente asociada a la leyenda de los dioses gemelos. Al mismo tiempo, se ha expuesto por primera vez, en el vecino templo de Rómulo (reabierto para la ocasión), toda la maravillosa decoración escultórica de la fuente que ha llegado hasta nuestros días. La fuente de Juturna (datada en el siglo II a.C.), quizás la más importante de la ciudad por su antigüedad y simbolismo era famosa por las propiedades medicinales de su agua y por la sacralidad que se le atribuía. Los restos de la misma (encontrados en una excavación en 1900) que pueden visitarse in situ en el Foro Romano nos permiten reconocer con claridad el lugar por donde fluía la corriente de agua, la alberca y en el centro una copia del altar decorado con relieves alusivos a Cástor y Pólux. 

Fuente de Juturna en el Foro Romano

Decoración escultórica de la Fuente de Juturna 

Una nueva maravilla que Roma nos regala y que pone de manifiesto el gran esfuerzo de la Ciudad Eterna por recuperar, poco a poco, las piezas del inmenso puzzle de uno de los patrimonios arqueológicos más ricos del mundo, fruto de una historia milenaria en la que realidad y leyenda se funden en un contexto inimitable para permitir, a quienes la amamos tanto, poder contemplarla como la vieron los ojos del divino Augusto y de infinitas generaciones de romanos.  

Grabado de la Fuente de Juturna 

  
    La fuente de Juturna

El retiro de Tiberio

A finales del año 7 a.C. Tiberio volvió a partir hacia Germania y Augusto regresó a Roma siendo recibido con gran algarabía. Para la ocasión, Cayo César presidió unos juegos en su honor en los que Julia (la gran ausente en el triunfo de Tiberio) estuvo muy presente, lo que puso de manifiesto las diferencias irreconciliables entre el matrimonio por estas fechas.


Área construida por Agripa en el Campo de Marte

Igualmente tanto Cayo como Lucio César presidieron la inauguración del Diribitorium proyectado por su padre Agripa y que fue un gran logro de ingeniería para la época. Su techo, que se elevaba sin columnas, era el más grande de estas características construido por los romanos. Para la ocasión se celebraron juegos funerarios en honor de Agripa. Las luchas de gladiadores tuvieron lugar en la Saepta (edificio también mandado construir por el inolvidable general) en conmemoración de su gran generosidad hacia el pueblo. Todos los invitados iban vestidos de luto a excepción de Augusto. Fue un gran año para sus hijos adoptivos, que vieron ascender su popularidad hasta el punto que Cayo fue elegido durante ese mismo año cónsul con sólo 14 años y sin ser legalmente un hombre. Augusto se negó a que se llevara a cabo tal nombramiento. Y lo propuso para el cargo en el año 1 d.C., cuando tuviese 20 años.
Todas estas acciones irritaron enormemente a Tiberio, tanto, que al regresar a Roma a finales del año 6 a.C. decidió retirarse de la vida pública. Augusto había previsto enviar a su hijastro a Armenia a aplacar unas revueltas, a lo que Tiberio respondió con su anuncio alegando que “estaba cansado del cargo y necesitaba un descanso”. Argumentó que estaba agotado tras años de duro trabajo por lo que  solicitaba marchar a la isla de Rodas para llevar una vida privada tranquila en la que continuar con sus estudios.

Isla de Rodas

Augusto montó en cólera y le denegó el permiso con rotundidad. Tras varios intentos sin éxito, Tiberio se declaró en huelga de hambre hasta que el emperador aceptó. El Príncipe condenó públicamente el abandono de las tareas de gobierno por parte de su yerno, considerándolo como una traición.
El hijo de Livia salió de Italia discretamente, viajando como un particular y en Rodas se instaló en una casa modesta. Desde entonces Augusto no ocultó su desprecio hacia un hombre al que nunca había querido verdaderamente.

Busto de Tiberio. siglo I d.C. Palermo. Museo Archeologioco Regionale
Fuente: "Tiberius palermo" di User:ChrisO - Opera propria. Con licenza Pubblico dominio tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiberius_palermo.jpg#/media/File:Tiberius_palermo.jpg

Esta situación conllevó que por primera vez en su vida y con 57 años, el Príncipe tuviera que enfrentarse solo a las tareas de gobierno, pues Cayo y Lucio eran demasiado jóvenes para ser tomados seriamente en cuenta.

Augusto (Brian Blessed) juega con los pequeños Cayo y Lucio en un fotograma de Yo, Claudio. 1976

La decisión de Tiberio desconcertó no sólo a Augusto sino que las fuentes de la  época no supieron explicar a ciencia cierta los motivos que empujaron a un hombre sano, de tan solo 36 años y altamente capacitado a desear retirarse de la vida pública.
Muchas son las interpretaciones al respecto: algunos dicen que no soportaba más las humillaciones a los que le sometía Julia y que él pensaba eran aprobadas por Augusto, otros que estaba hastiado de trabajar duramente para después legar el mando a los consentidos Cayo y Lucio, cuya facción estaba en auge. O simplemente que quería allanarle el camino a los hijos de su esposa, pues Tiberio nunca tuvo empatía con el pueblo ni un particular ansia por participar en las tareas de gobierno. Aumentaron su desazón la separación obligada de su primera esposa Vipsania y la muerte de su hermano Druso a quien tan unido se sentía.
No obstante, nadie creía que su retirada fuera definitiva por lo que todos los romanos distinguidos que viajaban a las provincias orientales hacían una parada en Rodas para presentarle sus respetos.
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